Amaneció nublado y frío en «Little Edimburg». La caravana mágica salió a recorrer la ciudad que estaba desierta y mojada por la lluvia. Sin rastros de la alegría inglesa o de la decepción argentina. Todo limpio, no hay latas, no hay basura, sin nada. Muy poca gente.
Dunedin es una ciudad universitaria, al estilo de La Plata en Argentina. Acá está la sede de la Universidad de Otago y viven estudiantes que llegan de todo el país.
Pocos negocios abiertos en el centro. Quedan si, algunas motorhomes de argentinos.
Visitamos Cadbury (chocolate) y Speight´s (cerveza).
A la tarde, a pesar del frío polar, fuimos a ver el mar. Despues de varios días aquí, nos sigue asombrando la falta de rejas y la pulcritud de todo. En un club de rugby muy modesto al lado de la playa, el pasto estaba impecable y chicos de diferentes edades, jugaban criket y pateaban a los palos. Era el atardecer de un domingo nublado y lluvioso.
Mañana nos vamos a Queenstown.
Dunedin
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¡¡¡ Que belleza !!! Pepu la verdad que es un paraiso, además si es tan prolijo todo y solo los piquetes son de ovinos es el ideal.- Ahora si, si llega a ir Moyano, o Delía,se pudre todo.- Ja ja.- Un abrazo y seguí disfrutando, esperando el domingo para ganarles a los escoceses.- Un abrazo Enrique.-
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