Leonardo
Cuarta entrega. La voz de la conciencia. El tipo que (casi) siempre tiene la palabra justa. El único de todos nosotros al que esta locura logró hacer cambiar de parecer.
Es mi Amigo y fue compañero de la segunda línea durante muchos años. Nuestro matrimonio se disolvió en buenos términos porque uno de los dos se cansó de los gordos.
Este fue el parecer de Leo a la vuelta de Europa:
Había una vez un Club de Rugby…
Que estaba situado en la localidad de Florencio Varela, viviendo casi todos sus jugadores en la Ciudad de Buenos Aires…
Que si bien tuvo vínculos con el Colegio Nacional de Buenos Aires, luego ni siquiera le fue facilitado el Campo de Deportes del Colegio para entrenar…
Que dejó de presentar equipos de su Plantel Superior en el campeonato de la URBA / UAR a mediados del año 1992…
Que sus jugadores fueron disgregándose, tanto los que habían participado en sus equipos juveniles como en su Plantel Superior. Algunos se fueron a otros equipos, otros abandonaron la práctica deportiva…
Que incluso fueron espaciándose las convocatorias a Asambleas, quedando su faz institucional también un poquito relegada…
Algunos se fueron a vivir lejos. Diferentes profesiones, trabajos, obligaciones…
Hubo una larga Edad Media, un peregrinar por el vacío… Dispersión …
Sin embargo, había una pequeña llama que anidaba en algún lugar recóndito… Algo los unía, alguna pasión o enseñanza de juventud todavía yacía en los espíritus aletargados… Un mínimo común denominador…
Algunos subgrupos se frecuentaban con asiduidad…
Algunos conservaron la práctica semanal de un deporte…
Y de pronto, se despertó el ¿gigante? dormido, apareció la primera idea loca, juntar gente para ir a jugar un torneo de veteranos en Ushuaia… «Los 17 orates…» (Queda mejor, más poético y cansa menos que la reiteración del término «los 17 locos…»).
Después siguieron surgiendo otros trastornados encuentros, algunos más gastronómicos que deportivos, y ciertos partidos amistosos de vez en cuando…
Alguien se golpeó la cabeza fuertemente y dijo que había que buscar un lugar para juntarse. Surgió la demencial idea de «La Sede»… No va a andar…¿Quién va a ir?…
Otros lunáticos propusieron ir a un torneo internacional de veteranos en Lisboa ¿Cuántos jugadores vamos a juntar? Una utopía…
Empezaron los preparativos. Segunda quincena del mes de enero de 2017. Ir juntando voluntarios para empezar a entrenar en grupo los martes una vez por semana. No podemos ir a hacer un papelón… Somos pocos … Pero se van agregando …
También algunos hicieron planes individuales, kinesiología, dietas, etc., para llegar físicamente al mes de junio en condiciones medianamente aceptables.
Otros, fieles a sus personalidades, hicieron lo que pudieron, lo que surgió…
Se programaron partidos amistosos a razón de uno por mes. Llegaron los primeros triunfos.
Gira a Carlos Casares: Ingoal invicto en tres partidos. Se empieza a ver la luz…
¿Cuántos vamos a Lisboa? Como es usual en nosotros, a último momento se subieron al tren varios amigos / compañeros que en principio parecía que no podían ir. Respuesta: 29 jugadores y 4 acompañantes masculinos, varios lesionados. Otros se tuvieron que quedar en Buenos Aires por temas laborales, familiares o económicos. Recontraquórum…
Hubo diferentes estímulos, objetivos y perspectivas, como corresponde a todo grupo heterogéneo. Con algunos somos casi hermanos desde hace una vida, a otros los fuimos descubriendo y conociendo hace poco. Hay también casos intermedios entre esas dos posiciones casi extremas. Pero con todos nos sentimos cómodos, más allá de las lógicas diferencias de estilos.
Algunos tuvieron en miras fines mayoritariamente turísticos, o se daban por satisfechos con acompañar, participar y formar parte de la experiencia social grupal, que se descontaba de antemano iba a ser exitosa. Fue muy valioso el aporte de los que acompañaron sin jugar en la cancha, pero haciendo fuerza con el corazón y empujando desde afuera de la línea de cal.
Otros disfrutaron del diseño de la indumentaria, o de la fotografía, o de Europa…
Hay quienes combinaron turismo, familia y rugby…
Algunos pretendían ser protagonistas en la cancha y buscaban también un resultado positivo en los partidos de rugby del torneo de veteranos, Egor Lisboa categoría «Platinum» 2017.
Más allá de las eventuales diferencias de expectativas, pensamientos, edades, condición física o de aptitud deportiva / nivel de juego individual que pudieran existir, la actitud general en la cancha fue excelente. Fue el leiv motiv de Central Buenos Aires Classic.
En definitiva, por una cuestión o por otra, se alinearon los planetas y todo resultó óptimo, excelente, salvo el accidente de Graciela Malatto que mucho lamentamos y le deseamos una pronta recuperación.
La potencia del Renacimiento encarnada en una Gira de Rugby. Triunfos. Explosión. Alegría. El sólo hecho de estar al lado de alguien sin necesidad de decir nada, implicaba disfrutar el momento. Reencuentro. Como decíamos ayer…
Nuestras mujeres saben que tenemos una amante, a la cual no vamos a dejar. Sólo la muerte conseguirá apartarnos del encuentro de amigos y deporte. Unión sólida. Perenne.
Y lo toleran mínimamente, a veces en silencio, otras protestando fuertemente.
Estás viejo…, te van a golpear…, si te lesionás cómo vas a trabajar…., son una manga de adolescentes inmaduros… ¿No era que no jugabas más al rugby?… ¿Otra vez?…. Estas y otras muchas frases de similar predicamento, entiendo han sido frecuentes en los hogares de los que estamos casados…
Pero ahí vamos, seguimos, porque se puede cambiar o dejar casi todo, pero como dice Francella en «El Secreto de sus Ojos», se puede abandonar todo menos la pasión…
Y mezcla de amistad / compañerismo / épica / remembranzas de juventud / locura adentro de la cancha / todavía estamos vivos /, como dijo Fito, «¿Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón».
Compartir un viaje por Europa, más de 30 cincuentones, lógicamente en subgrupos, con el rugby como elemento aglutinador, de un Club que no presenta equipos oficiales hace más de 25 años, ¿Cuántos pueden hacerlo?
Estoy convencido que, en ello, no son pocos los que nos envidian, porque no es normal ni usual. Es extraordinariamente bueno. Al fin y al cabo, único equipo argentino de veteranos en Lisboa.
Siempre les digo a mis hijos que el éxito es superarse a sí mismos. Central Buenos Aires Classic tiene éxito. A su manera. Enhorabuena.
Dicen que los juglares seguirán cantando las hazañas de Central en Lisboa, pues, como el Cid Campeador, ganará batallas aún después de muerto, o, tal vez, en nuestro caso, no sea tan así …
Gran abrazo a todos. Muy contento de haber sido parte de esta epopeya. No prometo nada. No digo nada. El futuro es incierto. Pero compartido con amigos, se hace todo más llevadero…