Archivo mensual: enero 2016

Magia extraña, último post de 2015


Las últimas líneas de este 2015, no son mías, son de Santiago. Uno de mis hermanos elegidos de la vida. Alguien de pocas palabras y de muchos gestos. De ahí el valor de las mismas. Quedan como despedida de año.

Felicidades para todos

Hasta la próxima.

Magia Extraña:

Acabo de volver del «entrenamiento» de fin de año 2015, y no puedo, ni quiero, reprimir el impulso de tratar de escribir lo que siento.

Hay un viejo tema de la dudosa banda ELO (aquella de Last Train to London) llamado Strange Magic.

Es tan mediocre como la mayoría de su producción, pero a mi me interesa rescatar ese título para graficar lo que nos pasa a los viejitos de Central Bs As.

Sólo una Magia Extraña es capaz de hacer que señores que rondan los 50 (y más también), profesionales, empresarios, esposos, padres de familia, se sumerjan por momentos en un realismo mágico y procedan a desarrollar rituales que, en otras condiciones, les serían impropios, a saber:

Ir «entrenar»: correr dos minutos y luego intentar recordar cómo se agarraba, pasaba y pateaba una de esas endiabladas pelotas antinaturalmente ovaladas.

Reunirse en torno a una mesa y rememorar, por enésima vez, anécdotas que sólo a ellos les parecen graciosisimas, mientras hacen bolitas de pan para tirarse entre si y se cachetean las nucas.

Ir a comprarse, con dedicacion extrema, el mejor par de botines que puedan encontrar, tan sólo para usarlos durante unos diez o quince minutos.

Sumergirse en el inigualable ritual del vestuario, con las consabidas maniobras de masaje, tela adhesiva, vincha, etc. acompañadas por el inconfundible olor a ungüento.

Dedicarse a una exhaustiva preparación previa para entrar en el terreno sagrado, con el convencimiento de que es el más importante de los eventos deportivos que va a ocurrir en 1000 km y 1000 horas a la redonda.

Deambular durante el tiempo que insensatamente se haya establecido por un rectángulo de pasto (siempre inmenso, siempre caluroso) que les resultaba impensado hasta hace muy poco, pero que ellos consideran como uno de sus «lugares en el mundo».

Abrazarse con todo el que se cruce a su lado, al final de ese suplicio físico para el cual ya no están preparados, y agradecerle con emoción por haberlo hecho parte de ese momento único.

Formar parte de una reunión que, a los ojos de cualquiera ajeno a ella, resulta inentendible, infantil, burda y hasta ridícula, en la cual señores de 50 años (nuevamente) se atragantan con la comida ante una inesperada carcajada, se chorrean la bebida por la comisura de los labios, se abrazan y besan con tipos que no conocían hasta hace dos horas, y bailan como adolescentes (peor, con la desinhibicion que estos no tienen) al compás de música reaparecida de otros tiempos.

En fin, agradezco estar poseído por esta Magia Extraña, y sė que cada uno de nosotros esta igualmente «enfermo»… no nos curemos nunca!!!

Feliz 2016 a todos!!!

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