Había que festejar la vuelta, por eso nos reunimos en el bar Ideal a disfrutar entre nosotros. Luego, muy cansados, fuimos a la cena de cierre del Encuentro. Otra vez, en el Club organizador. Todo se hizo lento, la comida, los sketchs, los discursos de los gordos borrachos emocionados que querían homenajear a nuestro capitán y la interminable entrega de premios.
Guillermo salvó el honor cantando un tango a capella.
Tal vez estábamos fastidiosos por el agotamiento físico, pero la noche del sábado estuvo de más en esta gira. Sólo queríamos dormir!!